Estimo a aquel que aprueba la conjuración y no conjura; pero no siento nada más que desprecio por esos que no sólo no quieren hacer nada sino que se complacen en criticar y maldecir a aquellos que hacen.El amor, el amor libre, exige aquello que otras formas de amor no pueden comprender. Y nosotros dos, rebeldes divinos (jamás nadie podrá llegar a nuestras cumbres), tenemos derecho a desagotar el pantano de la moral corriente y cultivar allí el inmenso jardín donde mariposas y abejas puedan satisfacer su sed de placer, de trabajo y de amor.
Severino Di Giovanni